domingo, 19 de agosto de 2012

PIEDRA DE HORNO

La tarde abandonada gime deshecha en lluvia.
Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana.
Duros suspiros rotos, quimeras calcinadas.

Lentamente va viniendo tu cuerpo.
Llegan tus manos en su órbita
De aguardiente de caña;
Tus pies de lento azúcar quemado por la danza,
Y tus muslos, tenazas del espasmo,
Y tu boca, sustancia
Comestible, y tu cintura
De abierto caramelo.
Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios;
De pronto entran tus ojos traicionados;
Tu piel tendida, preparada
Para la siesta:
Tu olor a selva repentina; tu garganta
Gritando -no sé, me lo imagino-,gimiendo
-no sé, me lo figuro-, quejándose -no sé, supongo, Creo-,
Tu garganta profunda
Retorciendo palabras prohibidas.

Un río de promesas
Baja de tus cabellos,
Se demora en tus senos,
Cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre,
Viola tu carne firme de nocturno secreto.

Carbón ardiente y piedra de horno
En esta tarde fría de lluvia y de silencio.

NICOLAS GUILLÉN




Soledad



El camino se introduce en el bosque.
El rocío, esmeralda sobre las hojas,
hiere mis ojos cansados.
Como sierpe se introduce y me arrastra.
Ese camino desesperado que se eleva,
perseguidor de la verticalidad aérea de los árboles.
Ese camino hacia lugares imposibles...

Las húmedas penumbras de la Selva Negra,
y el silencio... Y tu ausencia,
hacen retumbar mis latidos en el corazón del bosque.
Y mis lentas pisadas suenan sobre la hojarasca
hiriendo levemente la melancolía del otoño.
El jadeo acompasado de mi respiración
Me recuerda que sólo soy un hombre que camina.

La tarde, arrastrada por los últimos rayos de sol,
Y las primeras luces de la ciudad, allí, bajo mis pies,
Hacen que me sienta solo, ... Solo y lejos.

Angelmartinez

Sostenibilidad


martes, 1 de mayo de 2012

Prisioneros de las urnas (microrrelato)



I

Allí yacía, enterrado, sin grandes esperanzas. Aquellos personajes se apropiaron de todo. Los veía pasar sonrientes en sus elegantes trajes.

II

La obra parecía una comedia, el público asistía divertido y reía. Pero los personajes que  la representaban se olvidaron del texto original.

III

Ya nadie ríe. Mis nudillos golpean el lateral de cristal. Lo mismo en las otras cajas. Aquí estamos todos.
Nos sacan cada cuatro años.

viernes, 24 de febrero de 2012

¿Qué ocurre cuando las mujeres lavan la ropa y los hombres hacen la comida?


A veces no ocurre nada y en ocasiones tampoco parece que ocurra nada, pero lo cierto es que aunque difícilmente el tronco se hunda, las raíces se pudran y desaparezca la vida, la tendencia será a que la mujer lave la ropa y el hombre haga la comida. A veces se invierten los términos y es el hombre el que lava la ropa y la mujer la que hace la comida, pero enseguida las cosas vuelven a su cauce y es la mujer la que lava la ropa y el hombre el que hace la comida. Así las cosas no parece que haya conflicto, pero basta ser que un día la mujer haga la comida o el hombre lave la ropa sin haberlo sometido antes a la voluntad o decisión del otro para que surja el conflicto y el hombre no sepa si tenía que haber hecho la comida o la mujer haber lavado la ropa. En una situación de igualdad debería dar lo mismo quién lavase la ropa o quién hiciese la comida, pero el machismo dominante en esta sociedad patriarcal ha establecido que sea el hombre el que haga la comida y la mujer la que lave la ropa. Las fuerzas feministas se encargan de que sean los hombres los que laven la ropa y las mujeres las encargadas de hacer la comida, pero hay mujeres a las que les gusta lavar la ropa y hombres a los que les gusta hacer la comida. También hay
mujeres a las que les gusta hacer la comida y hombres a los que gusta lavar la ropa.
Para resolver esto habría que divorciar a todas aquellas parejas que no estuviesen de acuerdo en que fuesen las mujeres las que lavasen la ropa y los hombres los que hiciesen la comida y casarlas con otras partes de parejas que tuviesen como interés común el hecho de que fuesen los hombres los que hiciesen la comida y las mujeres las que lavasen la ropa.
Así las cosas, este intervencionismo del estado obligando a divorciarse a las parejas “lavatúlaropaqueyoharélacomida” ocasionaría que las organizaciones de derechos humanos, las organizaciones feministas y las de hombres arruinados por el divorcio pondrían el grito en el cielo y por tanto la intervención divina sería inevitable. Esta nueva situación intervencionista del poder divino acarrearía la participación masiva de las organizaciones de ateos militantes, con lo que el conflicto de las parejas “lavatúlaropaqueyoharélacomida” adquiriría unas dimensiones terráqueas y celestiales imposibles de controlar.
Un poco de sentido común para repartir las tareas domésticas y la educación de los hijos acabaría con estas y otras gilipolleces.

domingo, 4 de octubre de 2009

El cerdo Ibérico...

Hoy vamos a hablar del cerdo ibérico urbano. Una especie de nueva aparición sobre la península y que a falta de predadores naturales se extiende con facilidad sobre el asfalto alcanzando cañadas y algunas praderas que estén cercanas a zonas de población y de fácil acceso para los vehículos automóviles. Sus desplazamientos son cortos y prefieren las zonas mal iluminadas y tranquilas de calles solitarias en los núcleos de población. Suelen aparecer al anochecer y casi siempre son el macho y la hembra a bordo de un vehículo con las lunetas traseras tintadas, en este habitáculo y cuando ya ha caído la noche comienzan los primeros escarceos con el subsiguiente sonido y movimiento del vehículo si este no tiene la amortiguación en buen estado. Después del apareamiento y como una nueva forma de marcar el territorio, la hembra arroja los pañuelos de papel usados por una ventanilla y el macho el preservativo por la otra, casi siempre acompañados con una lluvia de objetos variopintos, botes de refrescos y vasos y envases de papel de comida rápida comprada sin salir del coche. Sería conveniente que los guardas oficiales espanten a los ejemplares de esta nueva especie antes de que los vecinos organicen batidas de caza incontroladas. Angelmartínez

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Arturo Barea. La forja de un rebelde

Estoy sobre una piedra pulida por millones de gotas de agua de lluvia; pulida como un cráneo pelado. Es una piedra blancuzca llena de poros. Arde con el sol y suda con la humedad. Enfrente de mí, a treinta metros escasos, está la vieja higuera, con sus raíces retorcidas como venas de abuelo robusto, con sus ramas contorsionadas, repletas de hojas carnosas, tréboles carcomidos. Al otro lado del arroyo, salvando el barranco, trepando cuesta arriba, están los restos de la kábila. Hace meses era un grupo de chozas de paja. Dentro, esterillas de paja trenzada. Una en la puerta, para dejar las babuchas al entrar. Otra dentro, para agruparse en cuclillas alrededor de las tazas de té. Otras más largas, adosadas a la pared, para dormir. La kábila era chozas de paja y esterillas de paja. El pan era tortas chamuscadas, cocidas sobre piedras calientes, hecho con el grano machacado entre piedras, barbudas de pajas enhiestas requemadas. Cuando coméis este pan, los pelos agudos de la hierba seca del trigo se os agarran al fondo de la garganta y os muerden allí con sus mil dientes. La kábila despertaba en las montañas con el sol. Los hombres salían de las chozas apaleando el borriquillo mísero. Montaban en él y sus babuchas lamían la tierra. Tan pequeño era el burro. La mujer salía detrás, cargada, siempre cargada. Iban los tres a las tierras más llanas de la ladera y el hombre desmontaba; la mujer descargaba de sus hombros el primitivo arado de madera y uncía el burro al arado. Después, mansa, se uncía ella; y el hombre revisaba los nudos del atalaje del burro y de la mujer; empuñaba el arado, y la mujer y el burro marchaban a compás, lentos. El burro tirando de las cuerdas con su collarón sobre el cuello desollado, la mujer tirando de la cuerda cruzada sobre sus pechos fláccidos. Lentos los dos, clavando en tierra los pies, doblando las rodillas en el esfuerzo. ARTURO BAREA. LA FORJA DE UN REBELDE

martes, 3 de marzo de 2009

abriendo fosas para enterrar arroyos

Los planes generales de ordenación urbana a veces sirven para desordenar espacios con características medioambientales propias y y que han tardado años o siglos en conseguirse, tal es el caso del cauce del Arroyo del Espino a su paso por la zona noreste de Colmenar Viejo.Ya Fadesa eliminó el Alto de Mora y luego huyó, y ahora le toca el turno al cauce del arroyo. Adios a las parejas de patos y de gallinas de agua que todos los años anidaban y criaban con seguridad en esas aguas. Me despido de las setas y de los cantos de los jilgueros. Adios a esas agrupaciones de cigüeñas que se reunían para "machacar el ajo" y cortejarse, y adios a la estática imagen suspendida en el aire de los cernícalos que aquí tenían uno de sus cazaderos favoritos. Pasaremos de las suaves praderas de hierba a las escombreras en un pis pas. ¿Tan alto es el índice de natalidad en este pueblo? ¿tanto necesitamos crecer? ¿No existe otra forma de financiación de los Ayuntamientos que no sea la de desarrollar planes generales cada dos por tres?